Los lienzos de muralla conservan los adarves o camino de ronda, pasillo frecuentado y utilizado solo por la guardia, que permitía recorrer todo el recinto y acceder al interior de las seis torres que los defienden. Estaban formados por dos pretiles o muretes: el antepecho, estaba rematado por los merlones y las almenas, que junto con las numerosas aspilleras que lo atravesaban, formaban parte del sistema de defensa de los lienzos de muralla. El parados impedía que la guarnición se despeñase hacia el interior de la fortaleza.

Desde los adarves se ingresaba o accedía a las torres que defendían los paños de muralla, las cuales se estructuran en tres niveles: el Inferior es macizo; el Intermedio, al que se entraba a través de pequeñas puertas con arcos de medio punto rebajados, daba acceso a pequeñas estancias cubiertas por bóvedas vaídas o de cañón. Estas estancias estaban dotadas de saeteras que facilitaban la defensa de los lienzos murarios, así como su iluminación y ventilacion. Al Superior o nivel de terraza, al que se llega a través de una apertura en las bóvedas. Es un espacio cuadrado, delimitado por pretiles coronados de merlones y almenas para la defensa.

Especial relevancia tiene una de las torres, la llamada Torre del Reloj. Esta torre tenía un uso diferente al resto y debe su nombre a que en ella estuvo mucho tiempo alojada la maquinaria de un reloj, que daba la hora hacia el pueblo. Este reloj se encuentra actualmente en el Centro de Recepción de Visitantes u Oficina de Turismo, donde podemos visitarlo.

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