Yo propongo

“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”
(Mario Benedetti)

Yo propongo que a partir de ahora, todos los 14 de marzo se recuerden de forma pública e institucional, porque ese día, ante una emergencia de salud pública y para hacer frente a una pandemia mundial, el Gobierno de España declaró el Estado de alarma. Nunca olvidaremos esa fecha. En aquellos instantes vivíamos en la plena inconsciencia, la mayoría de nosotros no llegábamos a atisbar el alcance real de esa imprescindible medida.

Yo propongo que reflexionemos sobre lo acaecido dado que el tiempo, como juez inapelable, nos ha abierto los ojos, nos ha enseñado que somos más, mucho más frágiles de lo que pensábamos, que nos necesitamos unos a otros, que lo único que nos puede hacer salir de esta plaga es la únión de todos con todas y que a largo plazo el bien común es más rentable que tener nuestras necesidades individuales satisfechas de superfluos caprichos. Hemos recibido y aprendido algunas lecciones de vida. Ya sabemos, por ejemplo, y para que nunca lo olvidemos, que la sonrisa de un niño, que el abrazo de un ser querido, que una comida familiar o una cerveza en una reunión de amigos es un regalo que no tiene precio; también hemos aprendido, o al menos eso quiero creer, que los sentimientos, las emociones,los afectos son más importantes que las materiales banalidades sin las que, a veces, supuestamente no podemos vivir.

Yo propongo que en la calle El Carmen, n.º 30, en aquel solar de propiedad municipal, desde donde se pueden admirar nuestro castillo calatravo y nuestra iglesia de Santa María, en ese icónico lugar tan singular y bello, constituyamos un gran espacio público para combatir la amnesia social, para que siempre tengamos presente que la memoria es un instrumento imprescindible para construir el futuro. Para que no olvidemos a todas aquellas personas y familias que han sufrido esta pandemía, que han padecido el dolor de la impotencia y el sufrimiento en la peor de las soledades. Para que nuestros añorados vecinos José, Francisco y Francisca, que perdieron la batalla de la vida, sepan que no sólo estarán para siempre entre los suyos sino que el silencio de su adiós será compensado con su presencia permanente entre nosotros.

Yo propongo que en ese mismo lugar honremos la increíble respuesta social que hemos vivido. Nunca olvidaremos las innumerables llamadas telefónicas recibidas de asociaciones, colectivos, empresas, personas individuales, etcétera, todas ellas expresando lo mismo: “Alcalde quiero ser útil, dime en qué puedo ayudar”. Ellos estaban ahí, siempre lo han estado, pero nunca los habíamos visibilizado ni necesitado tanto. Me refiero a nuestros sanitarios, nuestros agricultores, nuestra Policía Local y nuestra Guardia Civil, nuestros voluntarios, nuestras tejedoras solidarias, nuestras cofradías, nuestro comercio local, nuestros empleados públicos, nuestros trabajadores de servicios esenciales, todos sin excepción son dignos de la mayor de las gratitudes. Como igualmente es digno de elogio el comportamiento maravilloso y ejemplar de la sociedad alcaudetense durante el confinamiento, la callada comprensión de nuestros mayores porque ellos ya vivieron el desconsuelo que produce el sufrimiento, y cómo no, mil besos de admiración a mis queridos niños/as que acompañados de papá y mamá, encerrados en casa, veían trascurrir los días sin comprender muy bien qué estaba sucediendo. Para todos ellos, desde el balcón de las intimas emociones, nuestro aplauso eterno.

Yo propongo, permítanmelo, porque sería injusto no hacerlo, que en esos instantes complicados, dónde se pone a prueba la utilidad de las instituciones, la Corporación Municipal ha estado unida como una piña y que, gracias a esa admirable actitud de servicio, todos hemos salido ganando. Desde los primeros instantes los 17 concejales entendimos que esto no iba de colores, ni de los de aquí y los de allá, que sólo iba de El Sabariego, La Bobadilla, Los Noguerones y Alcaudete. Que esto no iba de banderas sino de corazones, que, en definitiva, esto no iba de ideologías sino de personas.

Yo propongo que miremos el futuro con optimismo. Somos un pueblo luchador, siempre hemos superado las adversidades y esta vez no será una excepción. Superaremos esta crisis, continuaremos caminando por la senda colectiva de nuestro destino, interiorizaremos que ser alcaudetense es un privilegio, sentiremos el orgullo de pertenecer a esta tierra y estar bajo la protección de nuestra patrona la Virgen de la Fuensanta, y algún día, pasado el tiempo, con toda certeza, cuando sea posible, nos daremos ese abrazo fraternal que tanto anhelamos y necesitamos porque, no lo dudemos, Juntos Venceremos.

Juntos Avanzamos.

Vuestro Alcalde
Valeriano Martín Cano

 

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