Como ocurre cada año, nuestras Cofradías y sus cofrades, acompañados de todos los espectadores y visitantes, nos regalan imágenes únicas, y distintas a la vez, año tras año. La Semana Santa se convierte en una celebración irrepetible que llena los rincones de nuestro pueblo. Este año ha destacado por contar con un paso más entre nosotros: el de la Virgen de la Esperanza, perteneciente a la Cofradía de la Borriquita y Resucitado, y a quien acompañaba la Banda de Música de “Los Noguerones”, estrenándose igualmente en los desfiles alcaudetenses, resultando muy acertada su presencia.

Precisamente con la Borriquita y la Esperanza, arrancó nuestra Semana Santa y la primavera. Y tal y como se caracteriza esta estación, transcurrió la semana de pasión. Intermitencias de frío y calor, con lluvias y cielos soleados. Situaciones atmosféricas difíciles de predecir. Los pasos del Domingo de Ramos tuvieron que quedarse en Santa Clara al paso de la Cofradía por dicho templo ante la amenaza de lluvia. El Lunes Santo se vaticinaba claramente lluvia, que luego dio paso a una apacible noche, con algo de frío, donde los pasos de la Oración en el Huero se lucieron especialmente en la Plaza y Cuesta de San Francisco. El Martes Santo se vio truncado a medio camino, con la repentina lluvia que obligó a regresar rápidamente a San Juan, la Columna y la Amargura. La Agonía recortó y modificó su recorrido para alejarse del riesgo de lluvia. El Miércoles y Jueves Santo transcurrieron con normalidad, dejando a las cofradías de estos días procesionar sin incidentes. El Viernes Santo resultó ser una jornada de contraste con los días anteriores, donde brilló un sol de justicia, que supuso unas temperaturas agradables que invitaban a echarse a la calle. Fue el Resucitado quien hubo de quedarse en casa el Domingo de Resurrección por el tiempo.

Una Semana Santa llena de aspectos destacables y detalles que demuestran el gran trabajo que realizan nuestras Cofradías a lo largo de todo el año. Estampas difíciles de olvidar. La Esperanza en la calle, el paso del Huerto completamente terminado, la Amargura estrenando vestimenta, la Misericordia luciendo sudario por el Año de la Misericordia, la reforma del paso de la Virgen de la Antigua, el Cautivo despojado por año bisiesto, la Virgen de los Dolores portada por costaleros “por debajo”, lo brillante que resultó el Paso de Abraham con sus nuevos pregoneros o el encuentro de la Soledad con el Santo Entierro a los sones de “La Muerte no es el final”.

Una Semana Santa más que se nos va. Fiesta arraigada en nuestro pueblo que atrae a muchos y muchas, a aquellos que vuelven para reencontrarse con su raíces, a visitantes foráneos, a amigos que se reencuentran, o familiares que vuelven a reunirse. Desde este Ayuntamiento felicitamos la labor de todos y cada uno de los y las cofrades que hacen posible nuestra gran Semana Santa.

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